Sunday, June 25, 2006

Envejecimiento sincronizado
Un deporte practicado en el Funky Town


El post anterior (no en este blog, en el otro) me hizo pensar en qué es lo que más se extraña de la infancia, bueno de infancia/adolescencia (periodo pre-universitario).
Intentaré ir en orden cronológico, pero se que no lo lograré:

1. Jugar luchitas. Carajo! vaya que me encantaba jugar y si me encantaba es proque durante todos los años que jugué nadie pudo ganarme. Recuerdo en particular una de las últimas veces que jugué, yo tenía tal vez once años y tuve que ir a unos asquerosos quince años, por alguna razón acabe con otros diez niños en el estacionamiento y por alguna razón a alguien se le ocurrió jugar en la caja de una pick up, fue maravilloso!! hice llorar por lo menos cuatro niños y a pesar de que traía vestido, nadie pudo ganarme.

2. No hacer nada en clases y que no se vea reflejado en la calificación final.

3. Guerra de cohetes. Era muy buena, cada que iba a Hidalgo y había un número considerable de niños, jugábamos esto. Sólo había que armar dos equipos, comprar una cantidad considerable de cohetes/palomas y ya, correr lanzándoselos a los demás. Lo dejé de hacer porque la edad empezó a hacer que notara el peligro de que algo me explotara encima, pero aún a los quince años me seguía pareciendo fantástico.

4. Usar uniforme. No porque ahora pase horas pensando en qué ponerme, en realidad tomo el pantalón más cercano y la playera que está hasta arriba, pero por alguna razón lo extraño, extraño esa falda incómoda y el chaleco horrendo, o si vamos más atrás en el tiempo, podría decir que hasta extraño el jodido delantal que tenía que usar en primaria.

5. El no bañarme y no sentirme culpable al respecto. Cuando uno es niño no hay nada mejor que no bañarse y no ir a la escuela.

6. Pasar horas jugando Play station o Game boy. Ahh como disfrutaba los videojuegos, digo, ahora los juego de vez en cuando, pero ya no paso horas frente a la tele con dedos entumecidos.

7. No tener que rasurarme/depilarme. Eso era maravilloso de la infancia, aún no existía vello que tuviera que ser eliminado.

8. No tener que escoger maestros y todo eso. El horario te lo daba la escuela y generalmente no podías hacer nada más que resignarte, era muy sencillo.

9. Poder hacer tareas sacadas de Encarta o tareas estúpidas como el video de Química, que estoy viendo en este momento, obteniendo al final una calificación aceptable.

10. Viajar en camiones escolares. A mi jamás me llevaron a mi casa en uno, pero disfrutaba demasiado ir a casa de cualquier amiga cuando el camión escolar la llevaba.

11. Futbol. Poder jugar futbol en Educación física, ahora nadie quiere jugar, y cuando lo hacen el juego se toma demasiado en serio, en cambio en escuela todas nos hacíamos pendejas una hora intentando jugar futbol, o ahora que lo pienso cualquier deporte, recuerdo en secundaria una mezcla de basket y americano, en que con un balón de volley-ball nos atacábamos como en americano, pero el objetivo final era encestar.

12. El recreo. Carajo! cómo extraño el recreo y eso de tener que ir a formarme en la tienda, pero creo que en especial extraño el: Safo la basura!, en definitiva el mejor método para recoger el desmadre que quedaba en recreo.

13. Poder comer cantidades brutales de dulce. Digo, sigo siendo capaz de hacerlo, pero ya no los disfruto tanto.

14. Salir a jugar. Era maravilloso salir a jugar, digo antes de que salir a jugar fuera sinónimo de salir a jugar botella, así que debo decir que tengo por lo menos unos seis años sin hacerlo. Era maravilloso, ir a los juegos, pasarme horas sentada sobre el pasamanos, subir cerros y darme madrazos brutales....carajo! cómo extraño eso.

15. Supongo que la escuela en general. Ya incluí varias situaciones escolares, pero creo que es necesario mencionar la escuela. Recuerdo que al acabar secundaria te pedían que escribieras en una hoja cómo te sentías o algo así y las pegaban en los cuadros que había por los pasillos. Inicié diciendo: No se si agraderles, quejarme o simplemente resignarme con mis padres por haberme metido a esta escuela, en ese momento puse que la resignación era mi mejor opción, porque aunque era el lugar donde había conocido a mis mejores amigas seguía algo resentida porque yo no quería entrar a esa escuela en primer lugar. Al salir de la prepa, pidieron que hiciéramos lo mismo, e inicié con la misma frase, la única diferencia fue que esa vez agradecía mis padres, porque en esos tres años me di cuenta de que a pesar de que yo no quería estar inicialmente en esa escuela, jamás hice un esfuerzo para cambiarme, además en la escuela me habían pasado cosas maravillosas, me enamoré ahí por primera vez e hice amistades que hasta hoy siguen vigentes, supongo que estar en una escuela que no quería a final de cuentas valió la pena.

16. Que no me baje! Maldita sea, probablemente eso es lo que más extraño de la infancia.

17. Campamentos, debo decir que a pesar que era probablemente cuando mi dieta era más estricta (pues eran para niños diabéticos, aunque siempre hacíamos trampa y llegábamos con mochilas llenas de dulces) me divertía mucho, y además eran dos semanas que no tenía que aguantar a mis papás.

18. El pediatra. Es que el pediatra es mucho más amable que el doctor de adultos, te habla diferente y en el consultorio hay juguetes y todo, digo, no me ponía a jugar con ellos, pero siempre sonreía al verlos. Además en la sala de espera ponían caricaturas, que es mucho mejor que ver las noticias o cualquier programa matutino.

En definitiva la infancia era muy divertida y miles de veces más fácil que la vida actual, pero bueno, supongo que el crecer trae ciertas ventajas, que aunque no son tan evidentes, se disfrutan más.

Ja! acabo de ver en National Geographic Channel un recate de una explosión de gas en Puerto Rico en el que aunque las entrevistas son en español, están doblados al español con las clásicas voces y frases de Rescate 911.

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