Wednesday, February 06, 2013

Hoy llegó un libro de Mil Millington


Y me puse feliz, me puse feliz porque Things My Girlfriend and I Have Argued About fue el primer libro que me hizo reír en la vida, reír fuerte y no sólo "ja". Me gusta cuando veo esos libros, me gusta ver a alguien leyendo libros que me han provocado alguna reacción. Una reacción física pues, no sólo tensión o algo así sino una reacción que se vea.

El primer libro que me lo hizo fue La tregua de Benedetti, debí haber estado en el último año de la prepa, se esto porque me acuerdo haberlo comprado en el Péndulo de la Zona Rosa un día que fui a un taller. Cuando lloré iba en el coche, mis papás iban adelante y yo iba leyendo atrás como prácticamente siempre, Avellaneda se muere y me pareció meh, me pareció normal, pero entonces llegué a la parte en la que Santomé habla de la muerte de Avellaneda. Santomé tiene pedos porque la gente dice falleció y entonces él dice 
Él también dijo: "Falleció". Bueno, quizá el tío, Muñoz y los otros, hagan bien en decir "falleció", porque eso suena tan ridículo, tan frío, tan lejos de Avellaneda, que no puede herirla, no puede destruirla.
Entonces, cuando estuve en la casa, solo en mi cuarto, cuando hasta la pobre Blanca me retiró el consuelo de su silencio, moví los labios para decir "Murió. Avellaneda murió", porque murió es la palabra, murió es el derrumbe de la vida, murió viene de adentro, trae la verdadera respiración del dolor, murió es la desaparición, la nada frígida y total, el abismo sencillo, el abismo. Entonces, cuando moví los labios para decir "Murió", entonces vi mi inmunda soledad, eso que había quedado de mí, que era bien poco.
Y entonces iba en el asiento de atrás e hice todo lo humanamente posible para no llorar durísimo, empecé a sentir cómo se me llenaban los ojos de lágrimas (como ahorita que lo releo) y mientras avanzábamos sobre Coyoacán me aguanté tanto como pude. No entendía qué pasaba porque nunca había llorado con un libro, jamás había sentido tanta empatía por un personaje ficticio como para llorar, y ese día me pasó y pasaron años hasta que me volviera a pasar.

El segundo libro con el que lloré fue The Fault in Our Stars de Green, eso fue este año, fue en mayo y estaba de vacaciones, compré el libro porque no había nada más en San Miguel de Allende y estaba acostada en la cama del hotel y Augustus se muere, Hazel empieza a hablar y ni siquiera estoy segura en cuántas partes lloré, se que lo hice cuando dice "This is my ten" pero también se que tampoco lloré a gusto. No estaba sola y entonces tenía que contenerme, me pareció estúpidamente triste, no mamen, cabrón, o sea CABRÓN, y ni siquiera me aguanté aguanté, sólo no berreé, me paré por papel de baño para secarme y sonarme y seguí lloriqueando poquito en silencio. Pero en serio, quería llorar durísimo, quería llorar más que lo que lloré con el siguiente libro porque aquí todo era bien tangible, había leído el libro casi ininterrumpidamente y eso hacía que la empatía fuera más grande.

El último libro con el que lloré fue Looking for Alaska de Green. Lo pedí porque había sido bien fan de The Fault in Our Stars y lo estaba leyendo acostada en mi cama, en mi casa, con nadie más que con los perros y entonces Alaska se muere. Otra vez la muerte no me creó muchos pedos, el anuncio en la escuela de la muerte tampoco pero luego Miles, el Colonel y Takumi van al funeral y ahí empecé a llorar. Todos van con Lara en el coche y Miles dice
I felt the unfairness of it, the inarguable injustice of loving someone who might have loved you back but can't due to deadness, and then I leaned forward, my forehead against the back of Takumi's headrest, and I cried, whimpering, and I didn't even feel sadness so much as pain. It hurt, and that is not an euphemism. It hurt like a beating.

Y ahí empecé a llorar y no poquito, lloré como no había llorado en un chingo de tiempo, me paré por papel para sonarme y sin dejar de llorar volví a abrir el libro para seguir leyendo. Cuando ven al papá de Alaska y cuando Miles ve el ataúd volví a llorar, volví a tener catarsis y lloré tanto que tuve que cerrar el libro porque ya no podía seguir leyendo, porque ya estaba goteando mucho y tenía que interrumpir la lectura muchas veces para poder secarme y sonarme. Cerré el libro y seguí llorando, no era sólo secarme las lágrimas previas y sonarme, era que seguía produciendo lágrimas porque seguía llorando. Igual lo había leído casi ininterrumpidamente y ya sentía mucha emátía por Miles, y todo su discurso en esos momentos me hizo berrear en mi cama.

Y luego están los ibros que me han hecho reír que no tienen una historia tan larga como los que me han hecho llorar porque la mayoría he leído en muchas partes así que sólo van en lista: Bossypants de Tina Fey, Is Everyone Hanging Out Without Me? de Mindy Kaling, Things My Girlfriend and I Have Argued About de Mil Millington y Let's Pretend This Never Happened de Jenny Lawson. Con todos he reído fuerte en más de un pedacito, los mejores han sido el de Kaling y el de Lawson, con ambos reí prácticamente TODO el libro, no sólo en cachitos, ambos me parecieron maravillosos pero el de Lawson ha sido el mejor, con Lawson no sólo reí todo el libro y no sólo lo cerraba y seguía leyendo (eso me pasó también con Kaling), con Lawson volvía a leerlo o me acordaba y volvía a atacarme de risa; hubo dos capítulos que me dieron dolor de estómago por reír tanto.

Me cae bien ver a alguien con cualquiera de esos libros porque se que son libros bien disfrutables, porque se que son libros que no se leen así nomás. Me gusta ver a alguien con alguno de esos libros porque cabe la posibilidad de que también les provoquen algo.

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