Wednesday, February 23, 2011

Tengo unos quince minutos


Para postear antes de que se me haga tarde, ajá. Bien, el post viene porque estoy de malas, muy de malas, han pasado multiplicidad de cosas como tener que ir corriendo a hacer pipí, que NiQuitin hijo de puta me de una comezón tamaño hijo de puta y más, entonces sí, estoy de malas.



Eso de estar de malas me lleva a que en algún p'unto hace no mucho pensé en renunciar, en realidad me gusta mucho mi trabajo, mucho, lo que no me gusta es que a veces no haya nada por hacer y la administración que a veces es muy burocrática, digo, no son cosas que odie pero no me gusten. Evidentemente no renuncié, la verdad es que me gusta mucho la parte en la que uno se siente bien con su trabajo, no se cómo funcione en trabajos de Godinez totales porque ni si quiera se cómo son, pero ajá, en los dos trabajos que he tenido los resultados del trabajo son evidentes.



En algún punto de la vida yo odié mmi trabajo anterior, bueno no, no odiaba mi trabajo, me gustaba mucho, ajá, me gustaba prestar oibros y platicar con los niños y jugar en los recreos con ellos, pero odiaba estúpidamente al coworker y ese desprecio hacia él hacie que todo el día fue chafa, casi siempre salía de malas por eso, casi siempre me enojaba antes d ela mitad del día y no, no estaba padre.



Consideré serísimamente renunciar ahí, además en algún punto no era sólo el coworker la molestia sino la cercanía, creo que si no renuncié fue porque aunque mi mamá no me había hecho conseguir ese trabajo, si renunciaba iba a tener que encontrar otro porque yo ya no recibía ni dinero ni vales de gasolina de su parte, y vivir en la pobreza extrema no me iba a gustar.



A lo que voy es que ajá, odiaba ir a trabajar pero hubo un día en el que me sentí estúpidamente bien con mi trabajo, en el que el trabajo me hizo feliz porque ves que lo que haces sí tiene resultados.


La vida en bibliotecas escolares [quitando la plática, el juego y el comer dulces con los niños] se resume enayudarles a buscar algo rápido, algo que necesitan para la tarea del día siguiente y así, los niños siempre me dieron las gracias cuando acababan, a veces me daban dibujos por ayudarlos y así, cosas fáciles y rápidas, pero el día que vi que uno realmente les ayuda fue el día que me entregaron todos los proyectos de la feria de ciencias y las monografías de diferentes países y que yo tenía que clasificar. Uno hojea los libros para saber en dónde ponerlos y en todos sus trabajos al final venía una hoja de agradecimientos, venían las misses, los papás los compañeritos y así, y entonces en el primero que tuve que clasificar venía mi nombre, ajá, un equipo me daba las gracias por haberles ayudado con libros que necesitaban. Fue todo padre la verdad verdad, porque [y esto lo discutí después con el maestro de física de secundaria] sientes que tu trabajo sirve para algo, tienes la evidencia física de eso.


Conforme clasificaba y forraba más proyectos vi que la mayoría de los equipos me daba las gracias, gracias por ayudarles a encontrar los libros, gracias por prestárselos, gracias por cosas así que eran el trabajo diario. Osea, no estuve junto a ellos dictándoles o diciéndoles o nada, no, sólo era hacer lo mismo de todos los días, ayudarles  abuscar el libro, bajarselos si no lo alcanzaban, hojearlo con ellos y luego prestárselo para que se lo llevaran a casa.

A lo que voy es que sí, los dos trabajos que he tenido me han gustado, pero en ambos ha habido cosas malas, y creo que mi parte favorita de ambos trabajos es que enambos he podido ver quye sirven de algo, que a alguien le ayudan, que algo que me gusta hacer es funcional para alguien más.

Y esto no tiene conclusión, pero ajá, me acordé y punto.

1 comment:

Espaciolandesa said...

Esos detalles son los que te hacen el día n_n